Envejecer es una parte inevitable de la vida, un proceso que todas las personas enfrentamos. Aceptar que el tiempo pasa y que cambiamos con él es reconocer y abrazar nuevas etapas de nuestra existencia. Desde la infancia, con sus primeros pasos y descubrimientos, hasta la juventud, donde la energía nos impulsa a actuar; luego llega la madurez y la vejez, momentos en los que recogemos la esencia de una vida vivida, con la experiencia y sabiduría necesarias para guiar a las generaciones futuras.
A medida que envejecemos, podemos perder algunas capacidades, pero lo que realmente necesitamos es que la sociedad reflexione sobre cómo se relaciona con nosotros. Nuestro valor como personas no desaparece con la edad. Lo que necesitamos es un entorno y una sociedad que nos acompañen en esta etapa, que comprendan que aunque nuestro ritmo cambie, seguimos siendo valiosos y tenemos mucho que ofrecer.
En este contexto, las personas con parálisis cerebral también envejecen. Para nosotros, es fundamental que los entornos sean accesibles. La accesibilidad, tanto en entornos físicos como digitales, es clave para garantizar que no quedemos excluidos. Es una realidad que puede dejarnos atrás si no se toman las medidas adecuadas.

La importancia de la accesibilidad universal
La accesibilidad universal es una puerta que permite que todas las personas, sin importar sus capacidades, puedan acceder a los mismos espacios y servicios. Es una responsabilidad compartida hacer que estos entornos sean amables y accesibles para todos. Esto incluye no solo a las personas con discapacidades, sino también a los cuidadores, quienes envejecen mientras siguen brindando apoyo a sus familiares con grandes necesidades de atención.

El papel de los cuidadores
La parálisis cerebral es el resultado de una lesión neurológica que puede ocurrir durante el desarrollo fetal, el parto o en los primeros años de vida de un bebé. Esta lesión afecta las estructuras cerebrales que controlan los músculos, lo que genera dificultades psicomotoras que varían en grado y en las partes del cuerpo afectadas. Aunque los huesos, músculos y nervios puedan estar sanos, la lesión cerebral impide un control adecuado del movimiento. Esto puede dificultar actividades como caminar, manipular objetos, hablar e incluso tragar. Además, es común que la lesión afecte otras funciones cerebrales, lo que puede derivar en discapacidades adicionales.
Los cuidadores desempeñan un papel fundamental al brindar apoyo y cuidados a las personas con parálisis cerebral. Su dedicación se basa en la convicción de que tener parálisis cerebral no debe ser un obstáculo para vivir una vida plena. Es esencial que las administraciones públicas se sumen a esta causa y hagan cumplir las normativas de accesibilidad tanto en el ámbito público como en el privado. Así, se garantizará que los servicios estén al alcance de todas las personas, sin excepción.
Otro aspecto crucial es la posibilidad de decidir cómo queremos vivir nuestros últimos años y cómo deseamos que sea el final de nuestra vida. Tener la opción de elegir los cuidados sanitarios que queremos recibir, y que se respeten nuestros deseos, es fundamental en esta etapa. Existen alternativas que permiten evitar la hospitalización, como recibir cuidados en casa o en una vivienda comunitaria, lo que para muchos representa un entorno más familiar y cómodo.
Reivindicación en el Día Mundial de la Parálisis Cerebral
En este 6 de octubre, Día Mundial de la Parálisis Cerebral, reivindicamos el valor de la experiencia y la importancia de aprender unos de otros. No podemos perder esa sabiduría que nos permite avanzar hacia una sociedad más justa e inclusiva. Solo así, podremos construir un mundo en el que todas las personas, independientemente de sus capacidades, tengan acceso a una vida digna.