Las entidades del Tercer Sector de la discapacidad han demostrado, una vez más, ser un pilar imprescindible en el entramado social de la Comunitat Valenciana, tanto en el día a día como en situaciones de emergencia.
Su trabajo, habitualmente silencioso pero tremendamente eficaz, ha salido a la luz con mayor fuerza durante la DANA , cuando la devastación y los retos se hicieron sentir con máxima crudeza.
A continuación, se exponen las razones por las que su labor merece un reconocimiento destacado y subrayan su papel crítico no solo en la atención inmediata, sino también en la reconstrucción y el futuro de nuestra sociedad.
- Proximidad y conocimiento experto
Las entidades del Tercer Sector de la discapacidad cuentan con una trayectoria prolongada y una experiencia profesionalizada en atender las demandas de las personas con discapacidad.
Su relación cotidiana con personas usuarias y familias les otorga una cercanía insustituible: conocen de primera mano las necesidades concretas de cada persona, así como los entornos y barriadas donde se desenvuelven.
Este bagaje se traduce en soluciones rápidas, certeras y mucho más adaptadas a la realidad de cada individuo.
- Capacidad de movilización y respuesta inmediata
Una de las muestras más contundentes de la fortaleza de estas organizaciones ha sido su habilidad para reaccionar de forma casi instantánea ante la catástrofe. Desde las primeras horas de la emergencia, se activaron redes de voluntariado, se habilitaron sedes provisionales y se pusieron en marcha brigadas de atención especializada.
Profesionales y personas voluntarias, con una amplia variedad de perfiles (asistencial, psicológico, social, educativo), se coordinaron para cubrir necesidades básicas, acompañar emocionalmente a quienes estaban en situación crítica y trasladar apoyos técnicos (sillas de ruedas, ayudas ortoprotésicas, etc.) a las zonas más afectadas.
- Apoyo integral y personalizado
A diferencia de otras respuestas más generales, las entidades del Tercer Sector de la discapacidad ofrecen una atención profundamente personalizada.
Su foco no se limita al “qué”, sino también al “cómo”: entienden la importancia de la accesibilidad, la adaptación de la comunicación y el respeto a la autonomía de cada persona con discapacidad.
Así, no solo se ocuparon de proveer material de primera necesidad, sino que también facilitaron información en formatos accesibles, acompañamiento terapéutico y asesoría para gestionar trámites legales o administrativos.
- Red de colaboraciones y trabajo en equipo
El gran mérito de estas organizaciones radica también en su capacidad de colaboración.
En cada municipio afectado, las asociaciones no han actuado de forma aislada, sino que han aunado esfuerzos entre sí y con otras entidades de carácter social, con el objetivo de evitar duplicidades y potenciar los recursos disponibles.
Gracias a esta coordinación efectiva, cientos de familias y personas usuarias recibieron rápidamente ayuda médica, psicológica, material y logística cuando más lo necesitaban.
- Innovación y adaptación constantes
El Tercer Sector de la discapacidad se ha caracterizado siempre por su flexibilidad y creatividad a la hora de buscar soluciones.
Durante esta emergencia, han surgido ideas innovadoras, como redes de comunicación digital para llegar a quienes no pueden salir de casa, talleres de contención emocional en línea para cuidadores y sesiones de orientación sobre ayudas económicas adaptadas a personas con diversas discapacidades.
Estas iniciativas no solo han sido clave en el corto plazo, sino que también marcarán la senda de cómo optimizar la atención en futuras contingencias.
- Reivindicación de derechos y sensibilización social
Además de la asistencia práctica, las entidades del Tercer Sector de la discapacidad han mantenido en alto la bandera de la reivindicación de derechos.
Han recordado la importancia de contemplar las particularidades de la discapacidad en los protocolos de emergencias, han exigido una reconstrucción inclusiva que incorpore la perspectiva de accesibilidad universal y han impulsado la creación de normativas específicas para garantizar que nadie quede rezagado en procesos de rehabilitación o ayuda poscatástrofe.
Esta faceta de incidencia política y social es tan vital como la prestación directa de servicios, pues sienta las bases para una transformación sostenible y equitativa.
- Fortaleza emocional y valores de solidaridad
Si algo ha resaltado con fuerza durante esta crisis, ha sido la increíble solidaridad y el empeño de los profesionales y voluntarios de estas entidades.
Muchos han trabajado en condiciones muy difíciles, arriesgando su propio bienestar físico y emocional, para sostener a quienes perdieron sus hogares, sus dispositivos de movilidad o sus medios de vida.
Su vocación de servicio y su empatía han proyectado un mensaje de esperanza, demostrando que la unión y la corresponsabilidad social pueden mitigar incluso los efectos más terribles de un desastre natural.
- Sostenibilidad de la red asociativa
El trabajo realizado, sin embargo, no se agota en la asistencia inmediata.
Las entidades del Tercer Sector siguen al lado de las personas con discapacidad y sus familias en la fase de recuperación, la vuelta a la rutina y la restauración del tejido social.
Siguen gestionando ayudas, acompañando en procesos de duelo y reacomodándose para mejorar la calidad de vida de cada usuario.
Esta persistencia en el tiempo, unida a la voluntariedad y el profesionalismo, es el sello distintivo que las convierte en actores fundamentales para la resiliencia comunitaria.
- Pilar indispensable para construir un futuro inclusivo
La sociedad debe reconocer que estas entidades no son meras colaboradoras ocasionales, sino uno de los ejes fundamentales para asegurar la dignidad y la igualdad de oportunidades a las personas con discapacidad.
Su labor cotidiana —reforzada en escenarios de crisis— consolida la idea de que la reconstrucción inclusiva y la previsión de nuevos desastres deben contar siempre con la voz experta, empática y comprometida de quienes dedican su vida a acompañar y empoderar a este colectivo.
- Hacia una mayor visibilidad y apoyo
Finalmente, vale la pena recalcar que la solidez de la respuesta del Tercer Sector no está exenta de retos.
Muchas de estas organizaciones requieren respaldo económico, reconocimiento institucional y un marco legal que garantice la continuidad y mejora de sus servicios.
Es, por tanto, imprescindible que la ciudadanía, las administraciones y el conjunto de la sociedad refuercen y amplíen su apoyo, traduciendo la admiración y gratitud en acuerdos y políticas que fortalezcan el tejido asociativo.
En suma, el trabajo de las entidades del Tercer Sector de la discapacidad se perfila como uno de los grandes baluartes de la respuesta al desastre que ha supuesto la DANA .
No solo han mitigado el impacto inmediato en un sector de la población especialmente golpeado por la adversidad, sino que han sembrado el camino para un futuro en el que las soluciones inclusivas, la participación activa y la solidaridad estén presentes en todos los ámbitos de la vida comunitaria.
Su actuación merece el más alto reconocimiento y el firme compromiso de continuar impulsando su labor para que ninguna persona con discapacidad quede relegada, ni en emergencias ni en la vida cotidiana.
Luis Vañó
Presidente CERMI CV